50 Years - NASA

30 septiembre 2008 en 13:26


Estamos al filo de poder festejar los cincuenta años de la National Aeronautics and Space Agency NASA, un emblema no solo de Estados Unidos sino de la humanidad entera, aunque a muchos no les guste que los yankees tengan ese tipo de logros, la verdad es que está ahí, un conjunto de seres humanos que apoyados por un gobierno poderoso y en busca de consolidarse como superpotencia mundial puso transbordadores espaciales a surcar el cielo y el espacio, satélites en órbita y a seres humanos en la luna.

Son de esa clase de logros que más allá de la nacionalidad, deben enorgullecernos como civilización. Éxitos y fracasos en la historia de la NASA han marcado a la humanidad para siempre, hablan por sí mismos del ser humano sin pronunciar palabras.

Recordamos con tristeza al transbordador Columbia y al Challenger, recordamos con frialdad las misiones Mars al planeta rojo, aquellas que se perdieron en la órbita o en las gruesas arenas de aquel planeta llevándose consigo años de investigación y cúmulos de datos al olvido.
Pero esos fracasos nos alegran también desde el punto de vista en el que no podemos conocer y saborear el éxito sin antes haber sentido el fracaso.
Lo que en verdad es triste, reprobable, reprochable e indignante, es que a pesar de que éste haya sido un logro inmenso para la humanidad, muchos de nosotros no solo no volteamos a mirar el cielo, sino que estuvimos presentes, fuimos testigos y aun así no vimos lo que sucedía.
Estos adelantos debieron impulsar a toda una generación de jóvenes en los años 70’s y 80’s a tener a la ciencia como herramienta de conocimiento y desarrollo, base de la cual a estas alturas a principios del siglo XXI tuviéramos más gente de ciencia soñando, anhelando y buscando logros ¿por qué no? Aun más grandes que los conseguidos, de esos que solo se ven nítidamente cuando duermes pero que te embargan de un éxtasis colosal cuando los ves realizados.
Uno de los grandes genios del siglo pasado, Carl Sagan, amaba la ciencia y él sabía que el único camino que le permitiría a la civilización progresar a pasos agigantados era que cada vez más jóvenes conocieran y se enamoraran también de la ciencia.
Y es que ser científico no es ser un inadaptado, ermitaño y loco, ser científico es razonar las cosas que nos permiten los sentidos y la inteligencia de manera lógica dándole a la razón un lugar central, de esta forma un niño risueño, un maestro buena onda, un bombero con valentía, un universitario sociable, y hasta un político podrían ser científicos.
Lamentablemente, los 50 años de la NASA también nos reclaman a todos los ciudadanos de la humanidad nuestra tarea en el arte de la ciencia, aquella que llevamos más de treinta años ignorando.

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