Mueve un poco los dedos, recostado frente a ese sillón en domingo, con solo la luz de la pantalla de la laptop, la noche madurando afuera, cerrando los ojos y observando la oscuridad interior sobre la cual comienzas a dibujar como si de lienzo se tratase.

Simples esbozos primero, contornos de formas y figuras que no alcanzan a integrarse del todo, de repente ya logras generar nuevas formas que traen la luz sobre la imaginación.

La punta de tus dedos se desliza sobre tu imaginación trayendo arte de la nada, encuentras colores que solo son tuyos y de nadie más.

Lástima que aun no existe un Blue Ray que pueda grabar los sueños e imaginación de nuestras mentes, tendríamos un cocktail de emociones plasmadas realmente en imágenes.

Todos creamos arte dentro de nuestras mentes, algunos más complejo que otros, lo interesante es obtener de vez en cuando una magna opus, y tener la oportunidad de plasmar parte de ello en lo tangible es tener la amabilidad de querer compartir con la humanidad la belleza que celosamente guardamos en la imaginación.

Me atrevo a afirmar que muchos jóvenes actualmente tienen habilidades extraordinarias para el arte, sin embargo la gran mayoría no lo sabe, por que nunca lo ha intentado, no por desidia ni por pereza, sino por falta de oportunidades.

¿Donde está nuestra violinista virtuosa? ¿Dónde están los Da vincis? . . . Ahí, de entre el pueblo mexicano, caminando por el metro rumbo a la preparatoria o la universidad, caminando por las calles rumbo a la terminal de camiones, pensando en adaptarse a su entorno para salir adelante, el arte, la música y la belleza de la pintura tendrán que esperar.