Meo quidem animo

05 marzo 2009 en 22:54

Meo quidem animo, -aclaro- acerca de los porvenires de nuestra civilización empiezan y tienen raíz en esta situación de crisis y estancamiento económico internacional.


Esta en sí, como variable, es el resultado de una ecuación compleja de situaciones y acontecimientos con aspectos concretos (fallas de la versión Capitalismo 1.0) cuyos catalizadores han sido -en parte- la desesperación brutal y salvaje de unos cuantos por la búsqueda de la riqueza a cualquier costo.

Y esta aseveración, "La búsqueda de la riqueza a cualquier costo" trae precisamente el costo de la propia ruina en el mediano y largo plazos.

A escazas 12 horas de lo que muchos hemos considerado como la antesala de la declaración de quiebra de General Motors Co. hemos de reflexionar acerca de como una de las industrias pioneras del nacimiento de la industrialización en Norteamérica es precisamente una de las que han sido heridas de muerte.

A penas en 2004 una ponencia en una universidad privada del país por parte del Área de Marketing de GM ubicaba el Market Share nacional de GM en 21.8% (ocupando el liderazgo en la industria) seguido de Nissan (una japonesa) a pocos pasos en 21.4%, Ford en cuarto lugar con 16.5% y Honda en el sexto con 6.9%, y para ese entonces el caso se mencionaba como de éxito pues GM contaba ya con 8 años de liderazgo en México, sobre todo por poner en marcha agresivos planes de financiamiento que hacían más accesible la adquisición de un vehículo para las clases medias en 1995 (en plena crisis financiera).

Hoy, -se sabe- la situación es completamente diferente, el avance a pasos agigantados de las empresas japonesas se pronosticaba desde 2003, en 2005 las Norteamericanas ya habían perdido el liderazgo en sus mercados más importantes (excepto el propio US), en 2006 las acciones ya caían abruptamente de "Las tres grandes", columnas aisladas en diarios financieros especializados osaban encabezarse con títulos de advertencia sobre las tres mencionadas empresas, para 2007 los pronósticos empeoraron y para 2008 que estalló la crisis "Las tres grandes" debieron pedir un rescate financiero al gobierno norteamericano. El iceberg se divisó, se comentó en proa que se dirigían hacia el, se vio cerca, se comentó. quizás deberíamos girar el timón, pero al final se estrellaron de frente.

Y hoy, uno de los gigantes emblemáticos de la industria automotriz mundial tiene fallas cardiacas en sus estados financieros, no puede generar el flujo suficiente de recursos para salir de sus compromisos. A nadie alegra esta noticia -O al menos, a nadie debiera alegrar- pues tiene una pesada carga de significado, y consecuencias directas o indirectas sobre todo aquel que este parado sobre una base de situación económica internacionalmente aceptada.

En estos momentos en que sentimos el crujir de la maquinaria interna de un sistema que algunos creímos fuerte y sólido, (claro, sabíamos que en algún momento el sistema se caería, daría de si y colapsaría, pero jamás pensamos que lo fuéramos a ver en nuestras vidas, mucho menos en menos de una década) es cuando más eficientes, productivos e innovadores debemos ser, no así paradigmáticos, acotados al problema, ideolo-alquimistas*, o ajenos al mismo.

El problema aquí es que mientras más daño económico y financiero se genere, habrá un mayor descontento y problemática social, esto se traduce en oportunidades reales a ideologías radicales frecuentemente equivocadas e ideologías revolucionarias (si bien ya no armadas, si conductuales) también equivocadas, y aquí la historia siempre nos ha dicho que así se formaron las tiranías, la ultima de las cuales generó la segunda guerra mundial. (obvio no tiene que ser así, pero acontecimientos análogos lo han demostrado)

Así pues, la preocupación salta a ser meramente microeconómica para las familias y macro para los gobiernos a un problema de seguridad internacional ante la frágil cortina de paz que ya hemos visto puede desmantelarse por unos cuantos en algunos cuantos minutos.

*Se dice que los alquimistas transformaban el plomo en oro, así pues un ideolo-alquimista disfrazaría una idea pesada de poco valor en una idea brillante (Palabra no existente en ningún diccionario, registro en trámite)

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