A veces, a pesar de correr el riesgo de parecer fatalista o negativo hasta cierto punto, me he aventurado a comentar sobre la seriedad de los acontecimientos.

Y es que hay muchos individuos cuya tendencia es la de sugerir con sus comentarios y con sus acciones sobre todo que no pasa realmente nada, o que lo que pasa es cuestión simple y sencilla que se desvanecerá en cualquier momento por si sola.

Esos individuos y el movimiento que representan son además de un estanco social por sí mismo, un catalizador de desastres.

Esos individuos no solo no hacen nada por prevenir o prever al menos lo que a todas luces se observa inminente, sino que por el contrario, la actitud reactiva fomenta, tolera e incentiva en mayor o menor grado la descomposición social, urbana y hasta mental.

Por supuesto que a muchos nos gustaría dejar de preocuparnos por lo que sucede a nuestro alrededor, pero no podemos hacerlo encerrándonos en una burbuja cuyo interior es confortable a manera de aspirina mental, quedando doblemente a merced y totalmente vulnerable a las amenazas del exterior.

Mucho menos como jóvenes, nosotros debemos de ser los primeros en identificar y visualizar las amenazas y oportunidades desde que aparecen en el horizonte, precisamente por que es a nuestra generación a quienes más afecta.

Solo por mencionar un tema de la lista, la protección del medio ambiente a nivel mundial ya se mencionaba y lo llegamos a escuchar de algunas bocas eruditas desde hace más de 10 años, cuando era perfectamente reversible, ahora que ya estamos viviendo las desgracias de los desastres naturales es cuando hasta los medios como la Tv y el sector privado realmente lo toman en serio.

No dejemos que nuestra generación caiga en la mediocridad de caminar con las masas directamente hacia la perdición, seamos agentes de cambio cuyas acciones marquen hitos y sean puntas de lanza para las soluciones que la sociedad necesita.