Es siempre en la avanzada noche, con el delicioso frío acariciando los poros, que la pupila hipnotizada encuentra la conexión perfecta con los pensamientos más profundos mirando al cielo con las pocas estrellas que alcanzan a verse más allá de la contaminación. 

El silencio de las 2.30 am grita todo lo que en el día calló.  Y es en ese preciso instante en el que tu imagen siempre me asalta golpeando todos mis sentidos. Y en completa sumisión me dejo atropellar por esa vorágine de sensaciones que provocas desde la distancia. 

Un vodka en las rocas y tus besos,
Un vodka en las rocas y tus deseos,
Un vodka en las rocas y tus pensamientos,

¿Qué somos? Me preguntas ...
Mi sonrisa delata que no sé que contestarte, pienso que podemos serlo todo, pero no quiero que te arraigues. 

¿Qué futuro estás buscando? Continúas ...
Se perfecto que futuro estoy buscando, pero tengo miedo de herirte si te digo que tal vez no te encuentres dentro de él.

¿Qué piensas loco? Con mirada juguetona me atinas ...
Sólo se que estoy loco, realmente muy loco. Al fin se atreven mis labios a decir. 

Cuando pienso que debo repetir las respuestas verdaderas a todo y dejarlo en claro para evitar la lluvia, tu comienzas con una avalancha de pasión desenfrenada y cálida, no puedo decirte nada mas que callar y continuar el juego.

Siempre termina así la serie.
En esa escena donde yo debo morir tu le agregas un capitulo más de única y exclusiva pasión. 
Y seguimos hablando de todo, seguimos disfrutando de todo, seguimos imaginándolo todo, somos de todo, de todo y de nada.