Iniciamos la segunda década del siglo XXI, aun arrastramos las reminiscencias y cargamentos de lastre, pesos inútiles cuyo único fin es hacer más lento el caminar del caballero de pipa y sombrero llamado progreso.

Es cobarde lo sé, pero aún así es más valiente que guardar silencio.

Gritar desde un templete de escritos cuyo rostro es una pantalla: "Erguíos aquellos que buscan un futuro, romper las malditas vendas aquellos que buscan la trascendencia de la civilización aquellos que repudian el esclavismo de pensamiento y de conducta, tomar el arma del intelecto y atacar directamente el corazón del enemigo, llamamos a un ejercito de razones y pensamientos sin paradigmas, nobles y letrados que aun creen y conservan la esperanza de una nueva era, una segunda ilustración, un segundo renacimiento que con la ayuda tecnológica nos ayuden a forjar el verdadero destino del homosapiens sapiens".

Nuestro enemigo tiene varios nombres, alias y seudónimos, pero es una misma faz, se hace llamar, mediocridad, conformismo, zona de comfort, cultura del entretenimiento, hedonismo, deslealtad, miedo, indecisión, prejuicio, necedad. Su camuflaje es tal, que se necesita un alto entrenamiento para reconocerle.

Comencemos la segunda década con mayor determinación, fuerza, convicción y decisión para poder restaurar la estructura de la premisa inicial, el principio del crecimiento y la teoría del nuevo orden.