A un mes ya del suceso, Diego Fernandez sigue desaparecido, y no solo eso, los medios han declinado continuar con el seguimiento del caso dicen, a petición de los familiares.

Independientemente del "sospechosismo" y de las creencias populares que se han fomentado respecto al caso, podemos únicamente aventurarnos a decir que:

1. Quien haya realizado un secuestro de esta naturaleza es sin duda un profesional

2. Las cabezas detrás de algo tan perfectamente planeado son muy inteligentes

3. Alguien con estas dos características tiene objetivos más allá de los meramente económicos

4. En mi post pasado comentaba que era mi ferviente anhelo que esto fuera no más que un teatro político con fines electorales, en caso de que así fuese, los cerebros que planearon este teatro lo hacen por ideologías. Hay fichas que estaban ocupando escaques que quizás no les correspondían en el ajedrez mexicano.

Después de que los medios olvidaran por completo el caso, mi hipótesis sobre el teatro político-electorero perdió sentido. Los teatros necesitan audiencia, y ahora estaban desistiendo de ella, por tanto no existe teatro.

Cuando las cúpulas buscan que un tema se cierre a la opinión pública significa -por lo regular- que son cosas realmente importantes.

Acepto de todas formas que incluso mis conjeturas carecen de bases, son simplemente fruto de mis inferencias dada la limitada cantidad de información que poseo al respecto.

Lastima que los civiles jamás podremos tener acceso a la información real de lo que se entreteje en las profundidades de la maquinaria. Esperemos pues las señales a cuenta gotas de lo que podemos tener acceso. Aunque a veces salen con sus títeres los noticieros, muchas veces el comportamiento de los títeres refleja el humor del titiritero.